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Libertad Digital – Laura Galdeano – 2016-06-15

Carmen Domingo: «Si Gala fuera un señor nos maravillaría que se liara con jovencitos»

La novela Gala-Dalí narra la vida de la mujer que fue capaz de sacar lo mejor de los geniales artistas con los que se emparejó.

Edie Sedgwick, Alice Prin o Lee Miller fueron la inspiración de un gran artista -Andy Warhol, Cocteau, Picasso respectivamente-. Quedaron en la historia como aquellas que cautivaron a escritores, fotógrafos y pintores, aquellas que ascendieron al nivel de deidad como las que habitan en el Parnaso. Fueron musas.

Todo buen pintor que aspire a crear auténticas obras de arte, antes de nada debe casarse con mi esposa. Cualquier hombre puede tener una esposa, pero solamente es Gala la que cura su espíritu, la que vive continuamente como una esposa… la que hace algo cuando no hace nada.

Salvador Dalí dependía tanto de Gala que llegó a unir sus nombres en su firma. «Firmando mis obras como Gala-Dalí no hago más que dar nombre a una verdad existencial, porque no existiría sin mi gemela Gala», dijo el artista. Fue su modelo, su guía y su equilibrio: «Gala me ha dado, en el verdadero sentido de la palabra, la estructura que faltaba en mi vida. Amo a Gala más que a mi madre, más que a mi padre, más que a Picasso y más, incluso, que al dinero»

 


 

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